las casualidades me persiguen
últimamente. miro el reloj y son las 11:11 horas, la matrícula de un vehículo
termina en 69, casualmente la extensión de mi teléfono, la butaca del teatro
siempre coincide con algún otro travieso número 13 que a base de repetirse,
decido que sea mi número de la suerte. nunca había oído hablar de una obra, y
de repente aparece bajo una pila de libros.... no sé dónde radica la diferencia
entre la probabilidad de que algo suceda y su casualidad, aunque en lotería siempre coinciden en un
punto exacto, que se encuentra en tu billetera, y doblado para más información.
de la probabilidad he conseguido deshacerme, al decidir no volver jamás a
comprar un boleto, sin embargo la casualidad me acosa como un malvado y potente
imán... por cierto la obra es Mefistófele, de Arrigo Boito.
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